domingo, 25 de abril de 2010

Iconos franceses huyen a impuesto a fortunas



21 de febrero de 2007
Competencia fiscal y mejores salarios
por Martín Krause
Martín Krause es rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas.
En Francia se desarrolla actualmente un intenso debate tras la decisión de Johnny Halliday, el Elvis Presley francés, de exiliarse en Suiza hasta que Nicolas Sarkozy gane las elecciones y derogue el “impuesto solidario sobre las fortunas”.
Suiza permite que extranjeros ricos se conviertan en residentes si permanecen por seis meses y un día. Luego pagan un impuesto fijo basado en sus gastos, tales como alquileres o propiedades en Suiza, en lugar de un porcentaje sobre sus ingresos.
Según Arnaud Monteburg, diputado del Partido Socialista y vocero de la candidata presidencial Ségolène Royal, la actitud de Halliday es un “chantaje sobre las decisiones redistributivas del legislador”. El diputado socialista no solamente ataca al cantante por falta de solidaridad sino que arremete contra Suiza debido a que las sedes de las principales empresas internacionales, como Hewlett-Packard, Gillette, Procter & Gamble, Ralph Lauren, Colgate-Palmolive, Pfizer, Cisco, General Motors y otras han preferido instalarse en cantones suizos, especialmente en Ginebra. Así otros países europeos dejan de percibir millones de euros en recaudación de impuestos, obligándolos a reducir tasas impositivas para hacerle frente a esa competencia.
El cantón de Ginebra cobra impuestos de 6,4% a las ganancias de las empresas, en comparación con el 33% en Francia, 30% en Inglaterra y también 30%, en promedio, en Alemania. Monteburg se pregunta por qué no reaccionan los otros países europeos contra tales prácticas “predatorias”, las que han llevado a una reducción de la tasa impositiva promedio de 45% a 30% en los últimos 20 años.
Monteburg alega que la reducción de los impuestos a las ganancias empresariales reduce la remuneración del trabajo. A esto responde Xavier Méra, investigador del Institut Economique Molinari, diciendo que, por el contrario, cuanto más baja sea la tasa impositiva más rentables son las inversiones, lo cual estimula inversiones adicionales y, por consiguiente, mayor demanda de factores de producción, incluyendo la mano de obra. Entonces, la realidad es que a menores impuestos, mejores sueldos.
La competencia fiscal es un hecho, intensificado a partir de la globalización. Los capitales pueden elegir las jurisdicciones donde más les conviene establecerse. No solamente toman en cuenta las tasas impositivas, sino muchas otras variables como la seguridad jurídica, la estabilidad de la moneda y los costos de los servicios. Resulta obvio que un cantón suizo con una tasa del 6% es muy atractivo, pero la pregunta es cómo logra ese gobierno local ofrecer servicios de tan buen nivel con una reducida recolección de impuestos. La respuesta es que se trata de un estado más eficiente y es la competencia lo que más desagrada a los perdedores. El diputado francés termina diciendo que no importa tanto que se vaya Halliday, o incluso Alain Delon. Cierto, el problema es que se van las inversiones y habrá desempleo, como también salarios más bajos para los franceses, si sus políticos insisten en altos impuestos para financiar sus gastos excesivos.
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