Finalmente, ¡llegamos al paraíso!
Es probable que la decisión del Gobierno francés no tenga efectos sensibles en el plazo inmediato.
Eduardo Mayora Alvarado emayora@sigloxxi.com
El problema puede describirse de dos maneras. Una, el hecho de que ciertas circunstancias que, en sí y de por sí, nada tienen de reprochables, hayan sido abusadas por muchas personas y empresas en Guatemala a lo largo de los años; la otra, el hecho de que a nivel global se haya comenzado a aprovechar dichas circunstancias por personas o grupos peculiarmente peligrosos, para objetivos particularmente nocivos.
En efecto, la protección jurídica del secreto bancario, la posibilidad de emitir acciones de sociedades mercantiles al portador, o la circunstancia de que nuestro sistema tributario sea territorial (no se paga impuestos por rentas provenientes del extranjero), no tienen nada de malo en sí y de por sí. Empero, cuando se combinan para evadir impuestos o para lavar dinero proveniente de actividades ilícitas, de buenas, dichas circunstancias pasan a ser vistas como herramientas delictivas. Y cuando encima los depósitos bancarios que se esconden o los dineros que se lavan provienen de operaciones de narcotráfico, del terrorismo o del tráfico ilegal de armas, la situación todavía se complica más.
No hace mucho tiempo uno de los grandes bancos suizos se vio obligado a transigir ante las autoridades federales de los Estados Unidos, proporcionándoles información sobre clientes suyos sujetos a la jurisdicción de ese país, supuestamente involucrados en actividades de evasión fiscal. En torno a ese caso y la situación mundial en general, la Confederación Helvética misma tuvo que aceptar que, cuando se esté en presencia de investigaciones relativas a la posible comisión de delitos, sí proporcionará o dará acceso a información bancaria privada.
Es probable que la decisión del Gobierno francés, en lo que a Guatemala concierne, no tenga efectos particularmente sensibles en el plazo inmediato, puesto que no han sido las inversiones de ese país en Guatemala mayormente significativas. Sin embargo, no me cabe duda de que, en materia de intercambio de información financiera con gobiernos u órganos investigadores de otros países, de la posibilidad de emitir acciones al portador, o de crear sociedades meramente “de papel”, el círculo se está cerrando.
Como implicaba al principio, pagarán el pato las personas que sí cumplen con sus impuestos y realizan negocios lícitos. Saldrán afectados aquellos a quienes el secreto bancario y las acciones al portador les daban cierta protección contra delitos como los de secuestro o la extorsión, pero la globalización trae consigo ventajas y costos. Entre estos últimos, tarde o temprano Guatemala tendrá que acoplarse a los estándares ya más o menos definidos a nivel internacional, relativos a ese concepto que con tanta frecuencia figura hoy en día en las páginas de los diarios: “la transparencia”.
Por supuesto, también en este contexto debe procurarse que los costos se minimicen y que las medidas que se adopten vayan a la regla general y no a los casos excepcionales, de modo que tampoco se agobie a cien justos para atrapar a un pecador…
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René Villatoro 18-02-2010 11:19:46 horas
http://www.sigloxxi.com/opinion.php?id=2752
Proyecto de Ley para eliminar acciones al portador